viernes, 7 de septiembre de 2007


DIABLOS EN EL ESCENARIO

Buceando por la red me he encontrado este artículo de José Manuel Durán Martínez que me ha parecido buenísimo

Q
uedo una vez más sorprendido por seguir escuchando las mismas palabras de siempre: El Heavy Metal, el Rock Duro, es peligroso para quien lo escucha porque unos ratones en un experimento científico se atacaron brutalmente no ocurriendo así cuando "escuchaban" música clásica.

Quedo anonadado ante la misma cantinela de siempre: El Heavy Metal, el Rock Duro, es tremendamente dañino para la juventud porque las plantas, en otro experimento científico, crecen en otra dirección, inclinándose para alejarse de los altavoces por donde suenan grupos como Judas Priest, King Diamond o Hammerfall.

Quedo acongojado cuando sigo observando cómo los "Nuevos Inquisidores" continúan contaminando la información acusando a los músicos de Rock de incitar al consumo de drogas o al Satanismo (en el mejor de los casos) o al suicidio y asesinato (en el peor). Y, claro, no dudan en ofrecer datos, los mismos datos de siempre: Que si Ozzy Osbourne le arrancó la cabeza a un murciélago; que si fulanito de tal se ha pegado un tiro con los cascos puestos mientras escuchaba AC/DC; que si cierto número de cantantes murieron por Sobredosis; que si en el concierto de Scorpions hubo una pelea que originó una muerte... y claro, la gente que no sabe del tema realmente creerá que el Heavy Metal es Maligno, que bajo esos demoníacos sonidos se oculta la faz del diablo más cruel de los Infiernos... y todo es tan falso como estúpido e infantil.

Es posible que los roedores se sientan incómodos con la música Heavy, tan incómodos como la vecina de cualquier amante del metal a la que no le guste esta música. Tras una serie de investigaciones "in situ" he comprobado que la violencia no es generada por el Rock en sí, ya que el Heavy Metal no es más que MÚSICA, música de calidad aunque, como es normal, hay de todo en este movimiento. He conocido a un montón de heavies que tenían animales domésticos en casa y todo ha ido bien, a lo sumo algún perro que ha ladrado como si estuviera coreando una canción o sintiera vergüenza, sobre todo si su dueño estaba haciendo el pelele durante la escucha de su tema favorito.

Es posible que las plantas prefieran a Mozart o a Mecano y que huyan despavoridas de sus tiestos respectivos cuando suenan temas truculentos (pero maravillosos) de los Ángeles del Infierno o Iron Maiden. Sin embargo, que le digan a mi madre qué aspecto tenían las numerosas plantas que había en la salita de casa, una sala que era el refugio, ora mío, ora de mi hermano, donde poníamos música Heavy a un volumen que hacía poner de muy mal humor a nuestra vecina Soledad. Aquellas plantas no se alejaban de los altavoces; aquellas flores no se marchitaron; aquellas plantas no perdieron ni su color ni su brillo; aquellas flores estaban tan hermosas como el primer día que entraron en aquel lugar (o más). Quizá les molestaba el ruido (?) del Heavy pero si hubiera sido así lo tendrían que haber expresado claramente y a buen seguro que mi madre nos hubiera llamado la atención y, por aquellos años, habría tenido una excusa para bajar un poquitín el volumen de la cadena.

¿Es el Rock peligroso?. ¿Incita a la violencia?. ¿Es aconsejable su escucha o sería mejor educar a los infantes en otros ambientes?. Es posible que muchos continúen insistiendo en los riesgos que conlleva escuchar Heavy Metal pero mi hija de dos añitos sonríe cuando pongo determinadas canciones de Tierra Santa, mueve la cabeza y da saltitos, pienso que ese momento de felicidad que siente merece la pena, para ella y para su padre.

Hace no mucho tiempo estuvo a punto de suceder una muerte que los "Nuevos Inquisidores" podrían haber usado para culpar una vez más al Rock Duro de su mala influencia. Un chico de 26 años estuvo a punto de ser arrollado por un camión en Iurreta (Vizcaya, España) porque el joven conducía su bicicleta con el casco puesto y no escuchaba el tráfico. Sólo unos centímetros le salvaron del fatal desenlace. Ahora bien, si Arturo hubiera hallado la muerte se habría encontrado su cadáver con los auriculares puestos en las orejas a un volumen ensordecedor y escuchando a la banda Grave Digger. Los críticos tendrían otra cabeza de turco, un elemento más que demuestra el riesgo de este tipo de música. Nada más falso. Una persona sensata (y cualquier Heavy con los pies en el suelo puede decirlo) nunca debería ir en bicicleta escuchando música (ya sea Rock, clásica o a José María García) ya que hacerlo es una imprudencia tal que la muerte puede estar al acecho por culpa de nosotros mismos y no de la música en sí. Sin embargo es más fácil culpar al Heavy Metal de nuestros propios errores.

Más de un amante del Rock se ha pegado un tiro, se ha ahorcado o lanzado desde un puente para encontrar la muerte que andaba buscando. Curiosamente, si en el momento de la muerte se les encuentra con un tatuaje de Black Sabbat o una camiseta de Sepultura... pronto comenzarán los rumores y la leyenda negra, una vez más, sobrecogerá el ambiente de este género musical para condenarlo por sus riesgos. ¿Acaso es la música la que obliga a estos jóvenes a cometer semejante estupidez?. Si antes de responder este interrogante indagáramos un poquito sobre la vida de los suicidas tal vez lo que descubramos nos ayude a guardar silencio e impedir que cometamos una barbaridad.

En algunos casos en los que jóvenes se han suicidado se ha descubierto que momentos antes habían discutido con su pareja, padres, etc., o bien estaban en paro y no aguantaban más... culpar a la música Heavy de estos actos es cuanto menos descabellado.

Debe quedar claro para el lector. El Heavy Metal no es peligroso; no es un estilo de Rock violento y partidario de las alabanzas a Satanás, el Heavy Metal es, al igual que la Clásica, una maravillosa música que puede gustarte o no, pero es música al fin y al cabo, la comprendas o la odies. Y quienes hacen esa música son heavies con un talento extraordinario. Algunas personas pintan maravillosamente; otros juegan al fútbol o actúan asombrosamente. Hay humanos que hacen virgerías con una guitarra eléctrica, un bajo, una batería o sus cuerdas vocales. Los músicos de Heavy Metal SON personas, personas como tú y como yo. Con sus defectos y sus virtudes. Personas con sus convicciones, con sus creencias, sus sueños, miedos, fobias y anhelos. Personas con sus propios problemas, personas con sus gratos momentos que expresan lo que se mueve en su interior a través de sus composiciones. Como personas que son las hay buenas, maravillosas, bondadosas y, claro, también perversas, malignas y crueles pero son así porque son humanos y no por hacer Heavy Metal.

Esta música influye, como todo en esta vida. A algunos para bien y a otros para mal. Es inevitable. El riesgo no está precisamente en esos diablos que se suben al escenario para congratular a sus seguidores (que para algo han pagado la entrada) sino en los chicos que están precisamente debajo, ese ejército de personas que acude a los conciertos. Y digo que el riesgo está ahí no porque la música los vuelva tontos, violentos o practicantes del Satanismo, sino porque son, como los músicos, PERSONAS, y como personas los hay inteligentes, equilibrados, pacíficos, pero también sujetos con problemas mentales o violentos. Los músicos no pueden impedir determinados desenlaces porque no pueden prever (no son brujos... al menos no todos son dioses como Kai Hansen) las reacciones de miles de seguidores. Lo más normal (y habitual) es que no ocurra nada pero... en ocasiones ocurre y es entonces cuando los "Nuevos Inquisidores" salen de entre las sombras y recitan las canciones de siempre.

Existen datos oscuros y algunas muertes que podrían haber sido perpetradas desde los altares de los conciertos o desde un simple CD. Existen casos muy tenebrosos donde Satán asoma la nariz sarcásticamente pero como son casos concretos y extensos... prefiero dejarlos para otra ocasión esperando haber abierto los ojos al lector y que haya aprendido que la mayoría de las bandas heavies (y de la gente que escucha este tipo de música) es tan normal como tú, tan normal como tú, tan normal como tú... (y si eres una de esas personas raras que hay en la vida... piensa que algunos heavies podrían ser tan raros como tú... o más).

En definitiva, el tema es extenso y en otro momento aludiremos a él. Por el momento te invito a que te introduzcas en el mundillo Heavy. Para hacerlo no tienes que consumir drogas, fumar porros o beber alcohol, eres libre de hacerlo o no pero no es una regla, no es una norma. Simplemente es un tópico sin fundamento. Eso sí, te aconsejo que si vas a criticar el Rock Duro, el Heavy Metal, tengas datos que avalen tus argumentos o te las verás con el autor de este escrito, un investigador de los Fenómenos Paranormales amante del Heavy Metal, para bien... o para mal.


Artículo aparecido por primera vez en el Boletín "Mundos Paralelos" del Grupo Fenix.

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